EL DEBATE POLÍTICO Y EL TESTIMONIO CRISTIANO, Por Pastor Mario DiazCeballos

Es interesante y un poco preocupante cómo el derecho y deber constitucional al voto en las naciones democráticas, nos muestra que dentro de la iglesia evangélica hay una carencia de pensamiento bíblico entre sus miembros.

 

Por ejemplo, dentro de la iglesia, los miembros están afiliados a diferentes partidos políticos del país. Esto por sí solo no muestra la falta de pensamiento bíblico, pero levanta dudas.

 

Es más bien en la manera como se responde a las diferentes opiniones y posiciones de los candidatos de los partidos al liderazgo de la nación, donde se confirma la falta de pensamiento bíblico. Particularmente, cuando no se puede sostener una opinión con argumentos válidos y se recurre al insulto para sostenerla.

 

En esta temporada de elecciones al norte y al sur de la frontera, con la ayuda de las diferentes redes sociales de comunicación, se escuchan, leen y miran muchos ejemplos de este tipo de respuesta de parte de los miembros de congregaciones evangélicas, que participan en su derecho constitucional.

 

Pero la verdad es que, una persona intelectualmente honesta, que piensa, con sentido común y más si profesa ser cristiana, mucho menos debe de hacer rabietas ni atacar el carácter del oponente. Debe más bien, contestar inteligentemente a los argumentos, ya sean políticos, teológicos, históricos, etc., según sea el debate.

 

Cuando no se puede sostener una opinión con argumentos válidos y se recurre a insultos y agresiones personales, sólo se apela al prejuicio, a las emociones e intereses personales en lugar de al intelecto o la razón.

 

Un cristiano tiene que ser la luz y sal en este mundo. También debe analizar y pensar todas las opiniones y posiciones conforme a la Biblia, la cual es nuestra única autoridad y guía, no solo espiritualmente, sino también de pensamiento, conducta y estilo de vida.

 

Esforcémonos a pensar bíblicamente para que nuestras emociones estén siempre sujetas a la verdad y así glorifiquemos a Dios.